Visitas al Templo de Nirn

miércoles, 27 de febrero de 2013

El Dios Dragón y el Dios Ausente


Es en este punto q todas las religiones tamrielicas llegan a un consenso inicial. Todas ellas (salvo tal vez la de los dunmer) en algún punto hacen referencia a estos dos seres. Akatosh (para las raza humanas) o Auri-El (para los elfos) casi siempre es nombrado como "El Primer Dios", y relacionado con el tiempo, osea aquello q trae el orden y la coherencia en donde antes solo fue caos.  La otra entidad omnipresente en los mitos tanto elficos como humanos, es Lorkhan (Shezarr para los imperiales, Shor para los nórdicos). Su apodo de "Dios Ausente" se debe a su aparente destierro de todos los panteones tamrielicos. Lorkhan se encuentra íntimamente ligado a la creación del plano mortal, y es el personaje clave en el cisma q enfrenta a las teologías humana y elfica. Los elfos se consideran a si mismo no como parte de la creación de Mundus, sino como descendientes directos de los et'Ada, en otras palabras, son divinidades condenadas a morar en el plano mortal despojados de su inmortalidad, debido a las maquinaciones de Lorkhan, a quien consideran un ser demoníaco. La teologia humana coloca a la propia raza humana en el centro de la creación, con los dioses como sus protectores y civilizadores. Esta pequeña discordia entre las razas es el origen de la prohibición del culto a Talos durante los acontecimientos de Syrim, ya q Tiber Septim, un ser humano, fue elevado a la categoría de Divino por el Culto Imperial, cosa considerada por demás herética por los elfos, ya q un ser impuro como un humano jamas podrá acceder a la inmortalidad. De ser cierta, la apoteosis de Talos pondría en contradicción la supremacía elfica q los Thalmor pretenden imponer en todo Tamriel.


El Ojo de Magnus

Septimus Signus